Voy a empezar este año 2014,
mi enésimo intento de avivar el blog, con una confesión, soy comunista. Imagino
que a pocos os sorprenderá, pero no está de más aclararlo. Dicho esto, me veo
en la obligación de aclarar algunas otras cosas sobre lo que es un comunista.
Primero que nada, y puede que
más importante, el comunismo no es el “fascismo de los rojos” ni una especie de
extrema izquierda antidemocrática de alguna forma comparable al fascismo. De
hecho, el comunismo es la expresión máxima de la democracia en tanto y en
cuanto se somete la economía a la voluntad popular. El comunismo, al contrario
que el fascismo, no incorpora de forma intrínseca la muerte. Mientras que el
fascismo defiende el odio antisemita y el racismo, el comunismo no, ni monta
gulags ni dice que se haya de matar a los capitalistas. Supongo que todos
estaréis pensando ahora mismo en Stalin, Mao, Corea del Norte o incluso Fidel
Castro, pero seguro que nadie piensa en Mandela, Salvador Allende o Malcom X.
Permitidme que el porqué de los gulags, Tiananmen y las restricciones de Cuba y
Corea del Norte las deje para posteriores análisis y recalque que un premio
nobel de la Paz, como Mandela, era un defensor del comunismo y de la “Cuba de
los Castro”.
Segundo, y puede que igual de
importante que lo primero, soy comunista, no una ONG o, como dicen Los Chikos
del Maíz, “un templario con voto de pobreza”. Lo que quiero decir es que el
comunismo defiende la colectivización de los medios de producción y la
supresión de las clases. Esto significa que las empresas que mueven la economía
y que ofrecen los productos necesarios para vivir son gestionadas por
trabajadores, por tanto no existe un jefe que se aproveche de tu plusvalía*, y
por tanto la lógica de la empresa no obedece a dictámenes de un mercado, sino
que el objetivo es cubrir las necesidades de la población. Los campos de
cultivo, las fuentes de energía, los medicamentos y la banca, entre otros, son
sectores que deben subordinarse al interés de la población, de igual manera que
ocurre con la justicia, la educación y la sanidad. Esto no quiere decir que no
exista la propiedad privada. La propiedad privada existe en tanto que cualquier
persona tiene derecho a tener una casa, ropa o un coche, de igual manera que
una vez se aseguran todos los servicios a la población se proporciona también
una renta sobre el trabajo para el consumo propio y privado. Es decir, con mi
sueldo o mi pensión de jubilado me puedo ir de vacaciones o comprarme un Rolex.
En definitiva, lo que se persigue es una sociedad autogestionada que reparta la
riqueza y el trabajo para cubrir las necesidades de la población, de forma que
si con 6h de trabajo no hay paro, frente a las 8h de trabajo y paro, se reparte
el trabajo y se reparte el bienestar.
Una vez explicado lo que se
persigue con la sociedad comunista mi pregunta es: ¿Por qué yo, un simple
trabajador que cotiza y paga todos sus impuestos, debo abstenerme de ir a un
jacuzzi, tener un Rolex, unas Ray-Ban o debo donar mi sueldo a los niños de
África? Tengo un jefe que ya se queda con mi plusvalía, tengo un estado que
retiene un aparte de mi sueldo, soy yo el antiimperialista que quiere que las
multinacionales abandone África y soy yo quien persigue el cambio de la
sociedad, no tú. Es una absoluta estupidez el mantra ese que dice que el buen
comunista tiene, poco menos, que irse a una cueva. Vivimos en un marco global
dominado por el capitalismo, puedo elegir comprar en una carnicería o comprar
al desgraciado de Mercadona, pero ambos obedecen a lógicas de mercado y eso no
lo puedo cambiar yo solo.
Por último, en relación con la
última frase, soy comunista, no un mago. No tengo una varita mágica que me
permita de hoy para mañana cambiar el mundo, y mucho menos sin apoyo popular.
Hace 200 años Marx y Engels desarrollaron una teoría de base científica que
explica y argumenta los problemas del capitalismo, su ciclos de crisis, como la
economía planificada evita esos males y como hacer la transición de una a otra.
En esa teoría se dice que se necesita un gran apoyo popular, se dice también
que necesitamos un gobierno fuerte que tome el control de los medios de producción,
pero no se dice nada sobre que tenga que venir un erudito a solucionar las
cosas mientras la gente se queda en casa con su cotidiana vida dentro de la
sociedad actual.
Así pues, amigos lectores,
abandonad el pensamiento ese que dice que los comunistas comen niños, son
genocidas dictadores, no pueden llevar Ray-Ban, deben donar su dinero a los
niños de África o si tan listos son que arreglen la crisis ya, como si tuviera “arreglo”
la crisis.
PD: Soy yo el que no compra en
Mercadona por muy barato que parezca, soy yo el que se desplaza a una tienda de
pueblo, no tú, progre acomodado que ignora lo destructivo que es Mercadona.
*La plusvalía es la diferencia
entre el valor de mercado de un producto y el coste del trabajador que la
produce, esa diferencia es con la que se enriquece el empresario. Esa plusvalía
es el aumento de sueldo de, por ejemplo, el ejecutivo de Iberdrola, un dinero
que bien podría beneficiar a la sociedad si se nacionalizara Iberdrola.